Cádiz es una ciudad muy pequeña pero dividida en pequeños núcleos que son sus barrios. Al igual que La Laguna es el barrio del fútbol o Santa María el del flamenco, el barrio de La Viña es el barrio del Carnaval por antonomasia y si hay alguien que ha llevado a gala ser viñero ese es Manuel Santander Cahué. Este coplero, aunque parezca mentira, no nació en la Viña, sino que se crió muy cerquita de ésta, pero siempre tuvo un alma viñera y carnavalera. En 1962 nacía este viñero de adopción y de condición en el seno de una familia de inmigrantes norteños que poco o nada tenía que ver con el carnaval. Desde pequeño con vecinos como Antonio Lupi o Emilio Gutiérrez Cruz, El Libi, veía ensayar a las agrupaciones o tenía que interrumpir sus improvisados partidos de fútbol por el pasacalles de una agrupación.
El carnaval era el entorno que los rodeaba y ya desde pequeño aprendió a colarse en el teatro yendo a comprar huevos para algunas chirigotas, de esta manera conseguía entrar sin pagar entrada.
En el año 1981 Manolo decide empezar a formar parte del carnaval desde dentro y forma con sus amigos la chirigota ‘Los ases del jazz’. Su estreno no pudo ser mejor y esta chirigota ganó el primer premio de juveniles.
Con moldes americanos
me vengo a presentar
cantándote gaditanos
al son de una guitarra
coplillas de carnaval.
No creo que importe mucho
el tono de mi color
pero tengo aquí adentro
muy blanco mi corazón.
Y por eso me siento
como un gaditano
que corazón en mano
hoy te viene a cantar
pero te digo una cosa
que negro no es mi color
tan solo es una ilusión
que yo he nacío blanco
y caletero de condición.
Caletero de condición de confesaba ya en esta copla de esta primera agrupación y así seguirá hasta este famoso “en la orillita de la Caleta” de la chirigota última que firmara. Al año siguiente vuelve a conseguir el primer premio juvenil con la chirigota ‘Los Tom Sawyer’.
Para 1983 recurre a un amigo para compartir la autoría y firmar la música de su chirigota. Este amigo ya había participado en algunas agrupaciones con el mismísimo Fletilla y no era otro que Manuel Sánchez Alba, el Noli, quizás el otro autor que más a gala lleva el compás viñero. De esta unión nace el primer premio de chirigotas juveniles de ese año, ‘Los piratas de la cascada’ cuya música de pasodoble aún se recuerda. En esta chirigota iban carnavaleros tan reconocidos como Andrés Gatica del Castillo o El Libi.
Miles de piropos te han escrito
Tacita de Plata te han llamado
pero la verdad que te hemos visto
que estás bastante deteriorado.
Ya se está perdiendo tu tipismo
y aquella belleza mediaval
de ciudad dormida y encantada
se torna en penosa realidad
pues parece la caricatura
de un pasado que no volverá.
Ya no inspirarás
las dulces rimas de un poeta
ni te llevará
ningún pintor con su paleta
solo quedarán
tus trovadores gaditanos
entre llantos toman sus fuerzas cantando
pues mis ojos no ven la pobreza
de aquel resplandor de tu belleza
ciega con su luz y desengaño
concentrando todas nuestras fuerzas
siempre lucharemos con nobleza
pa que Cádiz sea como antaño.