En 2007 Manolo Santander recurre a otro amigo de la infancia pero esta vez para hacer la música de la chirigota, era el Noli. Juntos firmaron la chirigota ‘Los de la roca’ con un grupo que recató a componentes clásicos como Francis. Esta chirigota gustó pero se quedó en las semifinales con el tipo de gibraltareños.
En 2008 continúa con la música del Noli y se queda en las semifinales con ‘Los bichos (fuerzas nasales)’, ya que el tipo de “cascarria” no gustó demasiado y la chirigota, más allá del pasodoble no consiguió gustar demasiado en un público que parecía algo cansado de la chirigota. En este año comienza una etapa de declive de Manolo Santander que coincide con el cierre de la factoría Delphi en la que trabajaba el autor y que le deja de la noche a la mañana en el paro. Como él mismo llegó a decir “yo no le deseo a nadie hacer una chirigota entre manifestación y manifestación”. Esta preocupación por su trabajo hizo que Santander no se centrara al 100% en la chirigota y los resultados fueron irregulares.
En 2009 se da un binomio carnavalero extraño, ya que Manolo Santander cuenta para la música de su agrupación con Juan Carlos Aragón, un autor que, a priori, representaba un tipo de chirigota completamente contrario al del autor viñero. La chirigota representaba a los primeros hombres embarazados del mundo y se llamó ‘Los primerizos’. No consiguió gustar y se quedó en cuartos de final.
Para 2010 Manolo Santander recupera el control total de la autoría de la chirigota y saca ‘El submarino amarillo’, una chirigota mejor que las dos anteriores en la que salía su hijo Manolín Santander Grosso. Esta chirigota consiguió estar en la semifinal.
En 2011 es su hijo quien ayuda musicalmente a su padre con la chirigota ‘Ángeles y malanges (las dos caras de Cádiz)’. Representaban a un gaditano malage y uno con mucho arte. Fue una chirigota donde había componentes como el comparsista Kike Mayones, Dani Illescas, Carlos Pérez, etc. Un buen grupo pero un repertorio en el que según Manolo Santander era demasiado malage. De nuevo volvió a quedarse en la fase de cuartos.
Ese año decide descansar y apartarse del carnaval y es entonces cuando le entregan dos reconocimientos importantes, ya que en 2012 fue galardonado con el premio Baluarte del Carnaval de la Fundación Cruzcampo y con el Antifaz de Oro del carnaval.
Hubo que esperar algunos años hasta que en 2014 el autor tuviera ganas de volver a sacar una chirigota y fue ‘Los destripadores de la calle Londres’. Para esta ocasión renovó el grupo y contó con la colaboración musical de Antonio Martín. El matrimonio resultó muy fructífero, ya que la chirigota gustó y enganchó a los mismos que hasta hacía unos años le daban por acabado. En palabras del propio Santander “esta chirigota no era tan distinta de las anteriores, solo que si paras unos años la gente te echa de menos”. La gente echaba de menos el compás viñero y eso es lo que llevo esta chirigota hasta las semifinales.
En 2015 se inspira en Antonio Reguera, mítico humorista gaditano para sacar un tipo de hippy caletero con un vocabulario especial, eran ‘Los del puntasso en el coco’ y de nuevo con la música de Antonio Martín consiguieron estar en la fase semifinal del concurso.
Menos suerte corrió la última colaboración de Martín con Santander, ya que ‘Una especie en extinción (los chirigoteros)’ no consiguió pasar el corte de cuartos y se quedó solo con dos actuaciones en el concurso. A partir de este momento con esta chirigota Manolo Santander se alza como el mayo baluarte de la chirigota clásica de Cádiz.
Para 2017 decide buscar a otro autor para que le ayudara con la letra de la agrupación y confía en José Manuel Sánchez Reyes. El tipo elegido era de vikingos que no eran más que gaditanos a los que las Puertas de Tierra ya les parece una frontera hacia el mundo desconocido. Esta chirigota fue localista a más no poder, como decía Santander “es una chirigota que no la van a entender más allá de la Cruz Verde”. Después de muchos años, Manolo Santander volvía a ir a la final y consiguió un segundo premio a pesar de actuar más allá de las 8 de la mañana en una de las finales más largas que se recuerdan.
De esta chirigota vamos a destacar el pasodoble que le dedicó a su hija, que salía en el coro de Lucía Pardo. Lejos de ser una letra de un padre a una hija, el pasodoble fue un apoyo a las mujeres en el carnaval.
En mi casa el carnaval
es una cosa muy serie
mi seña de identidad
y será mi única herencia.
Pero les puedo jurar
que yo nunca me esperaba
que a mi niña convertida en mujer
el veneno le empapara la piel
y subida en su batea
cantando tangos me regalara
ese arte a borbotones
que su cuerpo atesoraba.
Y te pido perdón por la injusticia
de no darle el valor que corresponde,
perdón por no tomarte en serio, niña,
porque esto solo es cosa de hombres.
Perdón por haber sido tan machista
y no ver tu desencanto
de que sean siempre las mujeres
las que sufren, las que pierden,
las que se llevan los palos.
Pero no te rindas te lo pido por favor
y sigue en tu batea peleando con tu coro
que yo te juro por mi mare
que es tuyo mi antifaz de oro.
Para el año siguiente, la chirigota de Manolo Santander y Sánchez Reyes corre peor suerte y se queda en la fase de semifinal con ‘Los brujos Titi’, un guiño a aquellas brujas Piti con las que debutara en adultos.
Para 2019, Manolo Santander y Sánchez Reyes rebuscan en el fondo de la caleta para sacar ‘La maldición de la lapa negra’, una chirigota que estuvo peleando hasta el último momento y consiguió finalmente un primer premio. La chirigota encajó desde un principio y volvió locos a todos los aficionados intentando hacer el trío del pasodoble. En la final, el pasodoble más destacado fue aquel en el que Manolo Santander reflexionaba sobre las cosas buenas que tiene la vida en momentos donde se está mal de salud y es que el chirigotero tenía “una cosita”.
Un día tú piensas que eres
un ser invencible,
un día tú piensas que eres
un ser inmortal
que lo que le ocurre a los otros
en ti es imposible
hasta que en tu vida se cuela
esa enfermedad.
(Que sí, la puta enfermedad)
Y no quieres ni pronunciar
la maldita palabra
diciéndole al que te pregunta
“tengo una cosita”
aunque luego en tu soledad
la palabra no te deja en paz
y te atormenta esa pregunta
¿por qué de un día para otro
mi vida entera se me derrumba?
Pero los días van pasando
y poco a poco lo vas aceptando
no queda otra que tirar palante
que lo que sea te coja luchando.
Y te das cuenta que en tu sufrimiento
has encontrado el mejor tratamiento:
tu esposa, tu ambiente,
tus hijos, tu gente
y to lo que vale la pena
que por una cosita mala
hay a tu lado, hay a tu lado mil cosas buenas.
Y luchando contra esa cosita resistió hasta que el pasado tres de septiembre Manolo Santander fallecía en Cádiz a los 56 años. Su pérdida dejó un vacío en el mundo de la chirigota que será muy difícil llenar, ya que él era portador de un estilo único y personal en la fiesta. Para siempre quedará un legado que abarca cuatro décadas y deja escrita con letras de oro su historia en el carnaval. Desde ‘Al compás gaditano’ siempre recordaremos las coplas que nos legó este genial chirigotero, de orígenes norteños pero de corazón gaditano, para más señas, viñero.