Dicen que no es andaluza
y lleva a cuestas esa cruz,
por qué clavarle esa espina
si corre en sus venas
sangre pura de andaluz.
Pregúntale al santo rostro
si no se siente andaluz
o pregúntale al minero
si es que la taranta
no es también del sur.
Viven en alfombras de olivos,
viven en minas de carbón,
entre adelfas, jaras y lentiscos,
viven penando su sinrazón.
Calla y no digas nunca
que soy castellano,
que no tengo el habla y acento andaluz.
Calla y no me critiques
que a la blanca y verde la quiero
y la siento lo mismo que tú.
Sierra de Cazorla,
madre de tus ríos,
dile que en su recorrido
hasta llegar a Sanlúcar
mande mil recuerdos míos.
Dile que los quiero como hermanos,
si me falta gracia, que me den
pero nunca te avergüences
de esta tierra que es tu hermana
y que se llama Jaén.
Joaquín Albert y la agrupación
‘Andaluces de Jaén’ – 1990