Como un pobre errante me has de encontrar,
buscando un triste y bello final,
qué dulce muerte sería una sola mirada tuya.
Eres una rosa en la bajamar
que va mostrando su hermoso ajuar,
resulta bello verte soñar
sobre un mar de espumas.
Tienes ese duende de la ilusión,
tú eres el sello de este rincón,
linda paisana, tú eres la esencia de algún piropo.
Con esa carita de compasión,
cómo embrujaste mi corazón,
que ya no puedo irme de tu vera
porque los celos me vuelven loco.
Ay, amor de mis amores,
los piropos a ti te sobran,
¿pa qué quieres más honores,
si eres mi dueña y señora?
Linda gaditana por tu amor
sueño, siento y vivo con pasión,
tú eres mi única alegría.
No quiero pensar en un adiós,
prefiero verte en mi interior
como la reina de mi agonía.
Ay, niña dime tú
qué fue lo que pasó
para que con tu luz
ciego esté el corazón.
Ay, niña, por favor,
no mates la ilusión
de mi nueva mañana.
Eres la bendición
para un pobre de amor,
ay, linda gaditana.
Antonio Martínez Ares
‘Requiebro’ – 1984