Cuando termina el ensayo y regreso a casa
me acuesto muy calentito con la parienta
y ella me dice: “Paco, cántame un tango
porque esta noche el frío se me metió y eso me calienta”.
Sin que me diera a mí tiempo para pensarlo
ella enseguida inicia la introducción,
me toca con dulzura el instrumento,
me voy poniendo a tono
y empiezo mi actuación.
Cántalo despacito que vete afinando,
repite por favor y échale más garra
mécelo con más gracia y no corras tanto
si con sus consejitos logran pararla.
Cuando ella se da cuenta que está acabando
me abraza fuertemente y me dice así:
“Este tango ha resultado muy cortito
pero he quedado muy satisfecha y muy feliz.
Mañana por la noche ven tempranito
y en vez de un tango me cantarás vuestro popurrí”.
Salvador Lucas Pavón, Francisco Fernández Frías y Federico Gavilán Carrillo
‘Mensajeros de la paz’ – 1984