A mi tango de Argentina
yo le voy a cambiar el ritmo,
le daré más alegría
y convertiré en tanguillo.
Con mi voz del Mar de Plata
desgarrada de cantar
acá traigo, tierra guapa,
este tango que desata
la pasión en Carnaval.
Dando un paseíto
por Santa María
me senté un ratito
dándole vueltas a mis cosillas.
En el bordillito
de una casapuerta
cuando un patio huele
mitad a puchero,
mitad a lejía.
Sólo sé que era
la calle Botica
donde una mañana
algo me hizo recordar.
Esos aires frescos de ida y vuelta,
las palmas tocás por fiesta
y los cantes pa bailar.
Algo bueno que me recordaba
que un tango me lo robaban
en el muelle de La Habana
y la gran cazuela que servía
pa hacer poleás los lunes
donde los pies se lavaban.
En silencio estaban las guajiras
y nunca más bailaría
la persiana en el balcón.
Cantaba en el aire la alegría,
los cantes por bulerías
y chistes de Pericón.
El alma del barrio se apagaba
y el viento me susurraba:
“Faltan los cantes de Chano,
faltan los cantes de Chano
en la calle donde nació”.
Rafael Pastrana Guillén
‘Los tangueros’ – 2010