Dicen que en estos tiempos que
nos ha tocado nacer
están prohibidos los sueños
y yo que sueño hasta despierto
me niego a pensar que mi pueblo
no tenga deseos ni anhelos.
Y aunque me llamen loco
mi sueño persigo
y hoy te cuento este sueño
que tuve contigo.
Soñé con un Cádiz grande,
con un Cádiz de progreso,
soñé que volvía el muelle
a ser lo que fue en su tiempo,
la esencia de nuestro rincón.
Que tantos cruceros a mi muelle no dio
ni vida, ni luz ni esplendor
si hasta el Vaporcito se hundió.
Y soñé un Astillero que era lo que fue,
el mejor astillero de España
y soñé que por Cádiz se olían otra vez
desde Tabacalera a los farias
y soñé que en puente se podía ver
a mis gaditanitos en tropa
para Delphi, para Matagorda.
No soñé con un Cádiz de lujo,
ni soñé con su bicentenario,
yo soñé con un Cádiz sencillo
donde todos tenían trabajo.
Yo soñé con un Cádiz arrancando
el collar de su cuello
gritando a su dueña que está hasta los huevos.
Y aunque sé que son los sueños sólo sueños
no renuncio a despertarme un día
y con mis ojos verlo.
Constantino Tovar Verdejo
‘Ciudadano zero’ – 2012