Tiene Cádiz un rinconcito
que chico es el más bonito,
es el que más quiero,
que siempre llevo en mi corazón.
Tiene Cádiz un relicario
que es ese entrañable barrio
y yo al cantarle
dejo llevarme por la pasión,
que es el barrio de mi vía,
de mi alegrías y de toas mis penas.
Mi infancia por sus esquinas
volando cual golondrina
me dio su primer poema.
Y hablé con su mar
asomao a sus murallas
y me fui a enamorar
a la orilla de su playa,
de su playa caletera,
caletero el primer beso
de aquella novia primera
que me abrió los sentimientos,
sentimientos de mi barrio,
de mi barrio sandunguero,
de mi barrio chiquitito,
de mi barrio marinero.
Mi barca, mi red y mi caña
el hijo de mis entrañas
y la mujer que yo más quiero,
mi fe y mis ilusiones,
la Virgen de mis amores
y el amigo verdadero.
Mis sueños y mis suspiros
de aquel mi primer tanguillo
que cantara con todo mi corazón
otra vez lo repito
porque lo necesito
como el amante amor.
Y una vez más yo grito
muera la envidia, viva la Viña,
viva la Viña, mi relicario
ole mi barrio,
que es lo mejor que Cádiz parió.
Antonio Burgos Belinchón y Antonio Martín García
‘Takatá chin-chin-pom-pom’ – 1989