Alguien me quiso contar, me quiso contar
que tan solamente con ir a Sevilla,
iba a poder disfrutar, poder disfrutar,
de un nuevo país de las maravillas.
Que con solo pasear podría encontrar
cosas que es difícil que yo volviera a ver en la vida,
y aunque era como un sueño hecho realidad,
nada se podía ni comparar,
con mis maravillas de to los días.
Me contaban que allí hay un lago
que de noche era una gran fiesta
pero yo me sigo embobando
cuando atardece por la Caleta
que sin fuegos artificiales,
to las tardes le ofrece a Cai
su sinfonía de luz y color.
No me digas que allí,
para hacer un jardín
se han montao una historia,
que aquí solo hay que ir
hasta el parque y sentir
ese olor a gloria.
Y si me hablas del cuento
que allí habrá un invento
que baje el calor,
tengo, yo para eso tengo,
el Atlántico entero
pa cuando el Lorenzo
se ponga guasón.
No me digas que hay un barco,
que yo tengo aquí el Vaporcito,
si me hablas de teatros
con el Falla ya está to dicho,
y si encima solo dura
unos meses tu paraíso,
aquí tengo yo otro que mira al mar,
que sin colas, sin prisas y sin pagar,
pa poder disfrutarlo hay toda una vida.
Déjate de cuento y que no te engañen las fantasías,
vente a Cai unos cuentos días,
y te das un paseíto por nuestra tierra,
te vas por la Viña, por la Alameda,
y después me cuentas,
después me cuentas de maravillas.
Antonio Rivas y Julio Pardo
‘La tienda la cabra’ – 1993