Malvado fruto de las vides,
malvado vino del color
di nostra sangre derramada,
que con la mía amortajada
no se llenen más barriles
y que en la vida se me olvide
las tumbas que llevo cavadas.
Y quiero confesare
que el mondo a tu lado
tuvo tanto delirio
e tan colosale,
que de todos mis males
solo he renegado
de los que hice contigo
del cuarto di siglo
di luna di miele.
Responde, vino, ¿perchè
me traicionaste di maniera
tan cruele?
Mio amico, mio fratelo,
mio acompaño di viajto,
que si me partía un rayo
tú sanabas mio dolore.
De lo fondo de mio cuore
me diste la inesperata
criminale puñalata
que giamai perdonaré.
Porca miseria
di tema delito di cuore.
Asesinaste a mi primo
en los momentos peores.
Ay, si yo pudiera ritornare
a la candente adolescencia
con más sentido
me arrancaría la inocencia
con la que vendí mi anima
al diábolo bandido,
y a dentelladas robaría
más días a la primavera
y bebería otro vino
y de distinta maniera,
y viviría otra vida
sin esta herida
tan puñetera,
la vida que no he vivido,
la que he perdido,
la verdadera.
Juan Carlos Aragón
‘La Sereníssima’ – 2012