‘La hueste de don Nuño’ fue a chirigota que Paco Alba presentó al concurso de 1959 y con la que consiguió, además del primer premio especial, demostrar que él triunfaría en Cádiz. Para escribir esta chirigota se basó en la obra del portuense Pedro Muñoz Seca La venganza de don Mendo y para la realización de las espadas y los cascos se usó el material sobrante en Astilleros, lugar donde trabajaba Paco Alba. En ese año todas las letras encantaron aunque el pasodoble dedicado a la fiesta de los reyes magos causó tal sensación que, una vez fuera del teatro, tuvieron que volver porque el público quería que la repitieran, algo que en la época sí se podía hacer.
La fiesta los Reyes Magos
es fiesta de gran ternura
pues no hay mejores regalos
que el que se dá a una criatura
pero esta fiesta que alabo
también tiene su amargura.
Me dá mucha pena al escuchar
cuando un niño pide juguetes
que no es del alcance del papá
porque valen muchos billetes
y para poderlos conformar
el padre hasta se los promete.
Después cuando viene el Rey Melchor
el pobre niño se acongoja
al ver con rabia y desilusión
que le han traído una pistola
y que la vespa con que soñó
al Rey Mago se le olvidó.
Por eso no he de afear
al pobre trabajador
que se gasta un dineral
en juguetes de valor.
Ni nunca podré decir
que se comete un error
por ver a un hijo feliz
se empeña hasta el corazón.
Ese mismo año también compone para el primer premio “normal” de chirigotas junto a Antonio Torres ‘Los tontos de pueblo’. La diferencia entre una agrupación y otra dejaba entrever lo que ocurriría un año después.
En 1960 el jurado tomó una determinación importante: lo que Paco Alba hacía no eran chirigotas. Su manera de cantar, de representar el tipo, de vestirse, era mucho más sofisticadas de lo que eran las chirigotas de aquella época, por eso, decidió crear la modalidad de comparsas. De esta manera, Paco Alba consiguió el primer premio de comparsa con ‘Los pajeros’. Ese mismo año y junto a Antonio Torres saca la chirigota ‘Los del tic’ siendo descalificada.
En ‘Los pajeros’ Paco Alba obligó a los componentes a leer la obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo, en una muestra de su afán perfeccionista y en cada actuación llevaban un burrito en el escenario.
Porque a Dios le dio la gana
y a sus divinos caprichos
es la “Ciuá” gaditana
la más soberana
de “toa” las que “jizo”.
Y si tenemos levante
es porque es viento castizo
un viento “mu” refrescante
que nunca fue amante
de ningún fenicio.
Tierra de la sal de espumas
que embriaga de bruma
tu hermosa bahía
la que le meció su cuna
el cante por alegrías
La que el navegante
por ella suspira
cuando palpitante
ve su bola negra
en la Torre Tavira.
“Cái” de mis penas
eres mi pasión
con tus barquitos de velas
¡Que son de canela
y son de limón!
De nuevo la comparsa de Paco Alba vuelve a triunfar más allá de Cortadura y son contratados en el Teatro Reina Victoria de Madrid para representar durante seis meses la obra de José María Pemán La viudita naviera. De nuevo Paco Alba se sentía vació estando fuera de Cádiz.
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