El 23 de abril de 1918 nació en Conil de la frontera Francisco José María del Sagrado Corazón de Jesús Alba Medina a quien la historia bautizaría como Paco Alba, el Brujo.
Paco Alba es, sin duda, uno de los referentes máximos de la fiesta y sus coplas constituyen un legado que aún hoy, más de cuarenta años después de su muerte, sigue vivo en la memoria de los aficionados a la fiesta grande de Cádiz.
La afición de Paco por la música la traía en los genes pues su familia formaba parte de la pequeña banda de música de Conil en la que Paco aprendió un poco de solfeo muy elemental.
Cuando tenía seis años, su familia llegó a Cádiz y se alojó en la calle Trinidad, en pleno barrio de la Viña. Tras varios trabajos, Paco heredó de su padre el amor por el carnaval y desde pequeño recorría las calles de Cádiz con agrupaciones infantiles llamando la atención de Cañamaque y el Tío de la tiza por sus letrillas.
Su gusto por la música no solo lo llevó al carnaval, sino que, antes de ello tuvo un dúo cantando canciones folclóricas y posteriormente un quinteto musical: ‘Los Fernández’.
Deja el grupo al ingresar en los Astilleros y allí Paco empleaba su tiempo en componer letrillas. Estas coplas entusiasmaron a sus compañeros de trabajo que lo llevaron a Francisco Patrón Tisirán quien no dudó en encargarle la autoría de su agrupación de ese año. De ese modo inicia su trayectoria carnavalesca en el año 1953 con la chirigota ‘Los vendedores de marisco’ quedando descalificada por la censura.
Al año siguiente volvió a hacer letra y música para la chirigota que dirigía Tisirán, esa agrupación sería ‘Los guajiros’, una chirigota con aires cubanos. Esta vez superaron la censura y obtuvieron un segundo premio, por detrás de ‘Los charros mexicanos’ de Antonio Marín Morales y Antonio Clavaín Brull. Esta chirigota haría referencia en uno de sus pasodobles a la descalificación del pasado año de esta manera:
“hace un año poco más o menos
que a Cuba nos fuimos
porque todos estabamos viendo
que aquí no se vendía un langostino”
En 1955 hace doblete y debuta en la modalidad de coros de la mano de Gustavo Rosales con ‘Los mosqueteros’ consiguiendo un tercer premio por detrás de ‘Los marcianos’ y ‘El príncipe del carnaval’.
En chirigotas repite premio con respecto al pasado carnaval y se queda con un segundo premio con ‘Los del bocho’, haciendo viajar su pluma desde Cuba al País Vasco. La chirigota vencedora fue ‘Los viejos del 55’ de Antonio Clavain Brull y Antonio Marín Morales, al igual que el año anterior. De este segundo premio vamos a traer al recuerdo uno de los pasodobles que más se cantan en el carnaval de Cádiz, el que servía a estos vascos para presentarse.
Dando nuestro saludo nos presentamos
a este castizo público gaditano
venimos a ofrecerle nuestro folklore
y presentarle nuevas canciones.
Este año nos tocó de ser Bilbaíno
ya que el año anterior fuimos los Guajiros
mas todos estos tipos que represento
a un gaditano siempre lleva por dentro.
Me quisiera volver,
quisiera volver poeta
y poderle cantar
a esta tierra milenaria.
Llena de luz y sal
y pintar con mi paleta
ese gracioso andar
de la mujer gaditana.
Yo no sé si es pasión
lo que siento por mi Cai
para mí es más que un sol
y oro es, porque oro vale.
Al año siguiente volvería a conseguir el segundo premio pero, aunque fue segundo, esta segunda posición supo a primero pues el primer premio quedó desierto. Las dos grandes chirigotas del año eran la de Paco Alba ‘Los de fin de curso’ y la de Antonio Clavaín ‘Las viudas de los viejos del 55’. La chirigota de ‘las viudas’ tuvo problemas de la censura que les impidió salir disfrazados de mujeres. Finalmente se opto por dar un segundo premio compartido y dejar el primer premio desierto.
Ese año, antes del concurso, comenzó a correr por los mentideros el rumor de que Paco criticaba a los estudiantes en su agrupación, algo totalmente falso, ya que Paco alababa a los estudiantes en todo su repertorio. Para dirimir este asunto, la comparsa cantó en el Hospital de Mora para los estudiantes y preguntaron si querían que participaran en el concurso, a lo que los estudiantes respondieron que sí y, finalmente, ‘Los de fin de curso’ vieron la luz sin más problema que un pequeño encontronazo con la censura por un cuplé a un huevero que, aunque fue borrado de los libretos, se cantó por la calle.
De esta chirigota nos quedamos con un magnífico pasodoble en defensa de los estudiantes:
Hoy los que tienen carrera
ninguno se enriquecen
con su profesión
y un ciudadano cualquiera
vendiendo seis chatarras
gana un fortunón.
De qué sirven los estudios
si luego no compensa
su capacidad
y para ganar dinero
hay que ser torero
o dando “pata”.
Dice un refrán castellano
el que sea tonto que estudie
dice un refrán castellano
y hoy somos precisamente
más tontos los que estudiamos.
No puede compararse
nunca un doctor
con el que solo hace
darle a un balón
ni tampoco un torero
que quita vidas
con el que descubrió
la pinicilina.
El que cría la fama
gana el “parné”
y el que escarcha la lana
ni “pa” comer
eso le ocurrió a Falla
y a otros autores
que cuando mueren
son los honores.
Ese mismo año también participó en la autoría del coro ‘Los de pura cepa’ junto con Antonio Torres y Fletilla consiguiendo el primer premio. Al creador de la comparsa y gran compositor de chirigotas le llegó el reconocimiento del jurado antes en la modalidad del tango.