Cuando la vida te diga que no
tú di que sí, tú di que sí,
aunque te cueste vivir como yo
para morir mejor vivir.
Mejor vivir sin sentir y borracho
a lo largo y a lo ancho en este mundo canalla,
mejor bailar al son que tú te marques,
que el alcohol en la sangre haga el resto y se vaya.
Soy un ciudadano tan cansado de vivir
que junto con el tiempo se está dejando morir,
con una botella soy el dueño de este mundo.
Yo quiero ver el mundo al revés,
bailar su acera cada mañana,
reírme de ti en toda tu cara,
que te levantas para obedecer.
Cuando la vida te diga que no
tú di que sí, tú di que si.
Cada vez hay más paro en mi pueblo,
más moros y más negros,
más chinos y más gays,
y un pamplina llevando el gobierno
y yo manteniendo
Urdangarines y reys.
La juventud con la botellona
metiéndose droga ni estudia ni nada,
así nos va a esta patria querida
pa cogerla enterita y partirle la cara.
Si yo fuera presidente el gobierno
yo hubiera arreglao
esto a fuerza de collejas,
a los negros los mando pa Cuba
y que cada criatura él se las entienda.
A los chinos los vuelvo pa China
con sus tiendas y sus restaurantes,
a los moros a la morería
que con los cangrejos tenemos bastante.
Ay con el vino ya no sé lo qué digo,
esto yo lo he escuchao en los bares,
en la iglesia y en donde yo vivo,
a los vecinos y a los cardenales.
Ay qué de cosas se dicen Dios mío
cuando uno no está en sus sentíos.
No me tengas en cuenta
que to lo que he dicho
lo he dicho bebío
no me tengas en cuenta
que to lo que he dicho
lo he dicho bebío.
Los españoles han decidido (mira qué ilusión)
que lo mejor contra la ruina (no me creo na)
es que el gobierno cambie de partido.
Como si un partido arreglara la vida (venga ya por Dios)
manda cojones los españoles (no despertarán)
don Mariano y doña Teo (ay valiente dos),
los gaditanos a ver cómo comen.
Esta democracia es un cachondeo
y yo mientras tanto te digo
bailaré, bailaré,
que yo no le bailo el agua a naide,
bailaré, bailaré,
que yo no le bailo el agua a naide.
Que por eso que yo les digo a mis paisanos
que vámonos para la calle a partirlo todo,
que esta gente sólo quieren llenar sus manos
y todo lo que dicen va para un saco roto.
Bailaré, bailaré,
que yo no le bailo el agua a naide,
bailaré, bailaré,
que yo no le bailo el agua a naide.
Nunca pude imaginar el mundo
que te enamoraras de mí,
de este bebedor y canalla
y que a su manera es feliz.
Y me espera toditas las noches
en el sitio de siempre, me espera,
nunca tiene una mala palabra
y me deja abrazarla, besarla y sentirla,
aunque me beba el mar respeta mi vida.
Nunca pude imaginar de mi espacio
que sobrevolara por encima de mí
y que me alumbraras en la noche
el camino que he de seguir.
Aunque a veces te muevas chiquilla
que cuesta agarrarse a tu pecho,
aunque siempre consigo tenerte
compañera de mi borracheras, perdona,
por tenerme a tus pies hasta llegar la aurora.
Tú que sabes guardar todos mis secretos
y me escuchas y tu silencio se hace mío
y mis palabras se convierten en tu aliento.
Tú que sabes mirar en la oscura noche
y a la sombra de la luna me escondes
y por eso es por lo que te quiero.
Otra noche solitaria
en mi acera bailándole a la vida,
otra noche que se escapa
sin que pueda encontrar la salida.
Una vida que quiero dejar,
que me consume mis cinco sentidos,
que destroza el amor en mi alma
y que sólo es feliz con el vino.
Otra noche que he creído
ser el dueño del mundo y es mentira,
otra noche yo contigo
y esa es toda mi compañía.
Prueba amigo a beber los labios
de tu amada y brinda con ella
que su boca es como el buen vino,
que hace que mueras
de una borrachera.
Otra noche solitaria
te paseas bailándole a la vida.
* * *
Juan Fernández Domínguez
Los bailarines, 2012