Es la verde luna la luz de mi vida,
la que vela mis sueños,
quien me lleva y me guía,
la que escucha mi rezo,
la luz de mis noches,
fiel compañera, el no y el sí,
eres mi copla, mi predicado,
canto por ti, canto por ti, canto…
Malditos los hombres de sucios propósitos,
de sonrisa fácil y verbo apostólico,
son los que niegan a los pueblos agua y pan
y son también abanderados de la paz,
la paz que le han robado a los demás.
Y existen pueblos errantes,
pueblos de Dios con la bandera de nadie
y su dolor.
Que siguen viviendo con permiso
de los malnacidos que han vendido hasta su boca
malnacidos, ay, su boca.
Vaya esta canción
por Andalucía
que sigue sufriendo el dolor
de la inmigración
y levanto mi voz
y la lanzo al viento
con el corazón,
que nadie la mueva como oración.
Y si alguien la escucha
que no la deje olvidada
que el olvido trae desesperación
acuérdense que muchos andaluces
son la servidumbre de algún vividor.
Quién pone al mundo fronteras, quién,
quién prohíbe ir de aquí pa allá,
quién puede ser, quién es,
quién llama a un hombre ilegal,
quién pide un papel.
De verdad, eres dueño aquí de quién,
mi verdad, mi verdad, solo libertad,
mi verdad, mi verdad, solo libertad.
Yo no desprecio mi sino
ni mi forma de vivir
siempre encuentro en los caminos
lo que me ofrece la vía
y no olvido las crujías.
Por no olvidar no olvidaré,
por no olvidar recordaré
cada mañana y cada día,
que me tengan que despreciar
por ser moreno nada más
esa es mi cruz, también mi herida.
Bien sabe Dios que yo no sé
ni el motivo ni el porqué
pa el blanco mi raza es sombría
pero le rezaré a Undivé
que oscura es también su piel,
oscura igual como es la mía.
Las noches de verde luna
sueño con mi gran amor
ay, Cai, linda fortuna,
la que me arregla
y me entierra el corazón.
Te juro que mi sueño es verdadero,
yo tengo derecho a soñar
que tú eres mi Cai y eres primero
y yo empaparme con tu sal.
Qué tendrán esas calles que hasta embelesan
porque al pasar te guiña torre Tavira
y en el aire olor a mares de su Caleta
y olas de espumas blancas y olas de espumas blancas
que le dan vida.
Ay, Cai, déjame aquí
que el viento me lleve
pa que acaricie mi cuerpo tu mar
y yo majara muero, y yo majara muero
mirando a una gaditana con su melena al viento,
mirando a una gaditana con su melena…
Mi voz muere aquí
en este rincón
por las tres mil verdades
que me dan libertad.
No quiero vivir
en otro rincón
me quedo con tu brisa
y el levante por tus calles marineras
con tus músicos y poetas
y con tus puertas abiertas,
Cai, Cai, Cai, Cai, Cai
sin ti no amanecería.
Mi voz muere aquí
en este rincón
me quedo con tu brisa
y el levante por tus calles marineras
con tus músicos y poetas
y con tus puertas abiertas,
Cai, Cai, Cai sin ti no amanecería.
Ay, Cai, déjame aquí
que el viento me lleve
pa que acaricie mi cuerpo tu mar
y yo majara muero, y yo majara muero
mirando a una gaditana con su melena al viento,
y yo majara muero.
José Antonio Valdivia Boch y Antonio Rico Segura
‘De verde luna’ – 2004