El ensayo de Araca no difiere de un ensayo en Cádiz. Para ambientar, la delegación gaditana llama a la puerta del local con los pies. O sea, cargada de bolsas con bebidas y viandas. Lo que en los ensayos de Cádiz se llama escote. Los componentes, muy jóvenes ya que la murga se ha renovado en los últimos años, llegan a cuentagotas hasta que el director musical, Dieguito Mutiuzábal, coge la guitarra. El grupo suena de escándalo.
Prepara un disco y un espectáculo que estrenarán en octubre en Buenos Aires. “Nada más terminar todo eso nos pondremos a preparar el Carnaval”, señala Catusa. ¿En Cádiz?, ¿En Montevideo? La hinchada de ‘La bruta’, así llamada desde que dio en los 40 la espalda al jurado del concurso y se puso a cantar de cara a su público, sufriría una gran decepción si la murga marchara a Cádiz. “No importa cómo quedemos en el Falla, se trata de estar. Nuestros seguidores nos matarán, pero lo entenderán. No nos vamos de gira, nos vamos a concursar a la madre de las murgas uruguayas”, destaca Silva.
“Van a escuchar ustedes el pasodoble de ‘Araca’ de Aragón y verán que nos acercamos mucho”, advierte Catusa. La murga entona la copla ‘Con todo mi cariño vaya el pasodoble’ y los gaditanos aplauden. Le queda mucho trabajo para adaptarse a reglamento del Falla, pero como dice Catusa “el día que deje de soñar me pego un tiro”.
UN CONCURSO PARECIDO
Pablo ‘Lolo’ Bethencourt es el director escénico de ‘Araca la Cana’, un hombre salido del teatro que trata y considera a los murguistas “como actores de teatro”. Vive de la murga, no sólo de ‘Araca’ porque trabaja para murgas jóvenes dando talleres. Lolo pasó de ver el Carnaval como algo vulgar a involucrarse en el proyecto de esta murga contestataria. “La murga se llevó toda la vida pidiendo un gobierno de izquierdas y cuando ésta llegó al poder, muchos grupos se quedaron parados pensando ¿y ahora qué? Las murgas tuvieron que redefinirse políticamente, pero nosotros seguimos estando frente al poder aunque sea de izquierdas. La murga debe ser irreverente con el reinado, no importa quien tenga la corona. Así nos va”, comenta Bethencourt.
Así les va porque ‘Araca’ en el último concurso acabó undécima. Lolo cuenta cómo es el certamen de murgas y vuelven a aparecer las similitudes con Cádiz. Tiene tres rondas: primera rueda, segunda rueda y liguilla final con unos diez grupos. Existe una especie de preselección llamada prueba de admisión, que no tener que pasar los que alcanzaron la liguilla el año anterior. El espectáculo no debe exceder de 45 minutos. En el escenario se enciende una luz verde cuando faltan cinco minutos y una roja cuando falta uno. Pasarse conlleva una descalificación automática. Existen limitaciones para introducir instrumentos no oficiales, las murgas que van pasando de fase no conocen la puntuación con la que se han clasificado y, como dice Lolo Bethencourt, el primer día de concurso “hay que pegar fuerte para ponerse arriba”.