Las delegaciones iberoamericanas visitan el Museo de Montevideo
Ana María Bello, conservadora del Museo del Carnaval de Montevideo, tiene claro que un espacio de estas características tiene que ser algo vivo. Aparte, el Museo montevideano se encuentra en obras, “como el Carnaval”. Por eso la frase de bello es, además de romántica, literal: “El día que digamos que el Museo se ha acabado, se habrá acabado el Carnaval”. En la misma línea se encuentra la idea del Museo en Cádiz, tristemente empantanada por disputas políticas. Las distintas delegaciones iberoamericanas presentes en el Encuentro tuvieron la oportunidad de disfrutar de una visita guiada al Museo del Carnaval de Montevideo, basada en un recorrido histórico de la fiesta por orden cronológico desde sus raíces hasta la fecha. Ana María Bello recordó que antes de crearse la murga, el Carnaval de Montevideo se sustentaba en el candombe y sus tambores. “El ruido metálico del progreso coincidió con la llegada de la murga gracias a la influencia gaditana”, explicó Bello. Fue cuando “los que no tenían voz pasaron a tenerla y las clases populares empezaron a expresar sus inquietudes”. Bello apuntó que el Carnaval paterno es Cádiz y el Carnaval hermano, Buenos Aires. Representantes de los carnavales iberoamericanos contemplaron las fotografías realizadas por el jefe de fotógrafos de Diario de Cádiz, Julio González, realizadas en el Carnaval de Montevideo de 2009.
José Antonio Valdivia aprovechó la visita al Museo para entregar a su director, Eduardo Rabellino, un regalo de la peña La Estrella con motivo del 50 aniversario de esta veterana entidad gaditana. Otro de los presentes de La Estrella es para el intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich.
Fuente: Diario de Cádiz