Corría el año 1978 cuando en el barrio viñero vio la luz un coro que se convertiría en uno de los baluartes del tango en el carnaval gaditano. En el primer año contaron con la autoría de José Gamaza, Enrique Lainez y Rafael Herrera y se presentaron al concurso con ‘Los liberales de 1800’ consiguiendo un segundo premio en un año en el que el ganador fue ‘La guillotina’ de Antonio Escobar. Les dejamos con uno de los tangos más recordados de ‘Los liberales de 1800’.
Era una noche de enero
cuando ya cansado de tantos ensayos
salimos a pasear
y al llegar junto al teatro
nos detuvimos un rato
por pura casualidad.
Y a través de un ventanal
de los que dan al pasillo
se filtraba un ruidillo
y nos pusimos a escuchar.
Un sollozo se hizo sentir
en la madrugada
que era del paraíso
que con butaca se lamentaba.
“Ya nadie se acuerda de mí
me abandonan sin compasión
que daño habré hecho
no sé la razón.
Siempre fui
paraíso de los gaditanos,
pueblo soy
porque el pueblo aquí se ha sentado.
Qué ilusión
si al llegar otra vez Carnaval
viera yo
que mis puertas se abrían de nuevo
y los aficionados buenos
me llegaran a abarrotar.
Solo así
volvería a sonar certero
el aplauso del gallinero
que era la salsa de la final”.
Al año siguiente repite premio con ‘Los piconeros de Cádiz’ siendo la autoría de Enrique Lainez y Rafael Herrera.
Con estos mismos autores no consiguieron pasar a la final en 1980 con ‘Los signos del zodiaco’. Esta experiencia sirvió para coger aire de cara a 1981.
‘Entre pitos y flautas’ fue el primer gran pelotazo del coro de la Viña. Con autoría de Enrique Lainez y Juan Poce consiguieron un primer premio con un coro que haría historia por su carácter desenfadado, un repertorio gaditano e innovador incorporando la caja y el bombo en el popurrí. Os dejamos con el que es, probablemente, su tango más recordado.
Al escuchar los compases
de la falseta de nuestro tango
la sangre me arde en las venas
no podré nunca evitarlo
y a la vez es como un sedante,
que me llena de alegría,
te quita todas las penas
casi por arte de brujería
y si suenan unas palmitas
llevando el ritmo, no sé que haría.
Porque éste, nuestro tanguillo,
está creao pa que se pueda bailar
con esa gracia exquisita
que Dios le ha dao a mis paisanas.
Arráncate niña guapa
saca ese arte de torbellino
que llevas dentro
y dale vida a mi cante
que al igual que un buen amante
se está muriendo de celos.
Y aunque sientas escalofríos
chiquilla sigue bailando
demuéstrale a Cádiz entero
con tu salero que esto en un tango.