De todos es sabido que el Carnaval es la fiesta de la alegría, una catarsis anual de la que disfrutan tanto gaditanos como forasteros enamorados de esta locura, pero hay momentos en los que esa pasión por el carnaval nos deja momentos duros. Es ley de vida que todos nos vayamos de este mundo pero hay veces que el barquero pasa demasiado pronto a buscar a quien sea. Esta vez el elegido para formar parte del Olimpo del carnaval ha sido el autor que más pasiones levanta. Tiene tanto detractores como seguidores y eso hace que sea un autor que no ha pasado desapercibido. Con 51 moría el pasado 17 de mayo don Juan Carlos Aragón Becerra, el Capitán Veneno y esta semana en Al compás gaditano va a ser su semana.
El 26 de mayo de 1967 nacía en la ciudad de Cádiz Juan Carlos Aragón Becerra. Desde pequeño le gustó el carnaval y tuvo como uno de sus grandes referentes a don Antonio Martín quien, además, era su vecino durante una etapa de su infancia. Las inquietudes de Aragón por el carnaval le llevaron a debutar en 1983 con la comparsa juvenil ‘Contrabandistas’.
Tras esta comparsa llegó otra en 1984 con el nombre ‘Juerga’, que tampoco obtuvo un resultado muy bueno en el concurso. Tras estos años poco fructíferos pasó a adultos con la chirigota ‘Los tartajas tajarinas’ que casi queda última en la clasificación de chirigotas de 1984. Después de esto, decidió retirarse del carnaval y dedicarse por entero a los estudios y es que Juan Carlos Aragón se licenció en Filosofía en la Univerdad de Sevilla.
En 1992 volvió a sacar agrupación pero lo haría en otra modalidad, la del coro. Puso letra al coro ‘Estamos en Babia’ cuya música era de Francisco José Cintado Briceño. En esta ocasión estuvo en las semifinales del Falla.
Al año siguiente volvió a repetir en la modalidad del tango con ‘El Danubio azul’ quedándose esta vez en preliminares. Estaba claro que Juan Carlos no encontró su sitio en el coro y probó con la chirigota haciendo gala de un estilo desenfadado y canalla. De esta manera hizo una sátira de los coros con su primera chirigota que es recordada por los aficionados ‘Un peasso coro’ de 1994, con la que estuvo en semifinales. Aquí os dejamos con dos de los cuplés más famosos de esta agrupación.
El otro día cogí
una borrachera escandalosa,
me metí en el Hipercor
y compré un montón de cosas.
Pensé en hacer una fiesta
e invité a mi primo,
luego invité a mi novia
y a mi buen amigo.
No vino mi amigo,
no vino mi primo,
no vino mi novia
y na más que vino,
y na más que vino,
na más que vino,
na más que vino.
ESTRIBILLO
Qué peasso coro tan chiquitín
qué peasso coro tan vacilón
con su botellín, chin chin,
vino peleón.
Hay que ver lo difícil
que se han puesto los trabajos
pero a mí que más me da
si yo vivo del subsidio.
Te piden coche propio,
piden experiencia
y te piden cultura
y piden presencia.
Yo ni tengo coche,
ni tengo experiencia,
Ni tengo cultura,
ni tengo presencia,
pero tengo un nabo
como la torre de preferencia.
ESTRIBILLO
Qué peasso coro tan chiquitín
qué peasso coro tan vacilón
con su botellín, chin chin,
vino peleón.
Con esta letra surge uno de los motivos de la trayectoria carnavalesca de Juan Carlos Aragón, el tamaño de los atributos femeninos y es que es rara la agrupación en la que no ha escrito una letra a los mismos. En esta agrupación sienta las bases de lo que será una constante en su obra, la poca vergüenza y la inteligencia, el inexistente miedo a decir lo que se piensa, en definitiva, aquello que debería ser sinónimo del carnaval de Cádiz.
Y es por ese camino por el que continuó al año siguiente con una de sus chirigotas más recordadas ‘Los tintos de verano’. De nuevo volvió a demostrar que era algo distinto de lo que se venía viendo en las chirigotas de la época. No era una chirigota clásica ni tampoco 100 revolucionara, era algo que conectaba con la juventud y lo hacía cada vez con más fuerza, hasta el punto de quedarse muy cerca de una Final en la que muchos aficionados los colocaban.
También en 1995 logró pasar a las semifinales participando en la letra del coro al que ponía música Juan Antonio Lamas. ‘El congreso’ fue el nombre de esa agrupación a la que ponía letra junto a él el gran autor Pedro Romero.
Sí que pudo pasar a la última noche del concurso en 1996 con su chirigota Los guiris. Sin perder el espíritu de las agrupaciones, muestra la particular visión que tendría de Cádiz un turista que viene a visitar la ciudad. Luces y sombras de una ciudad sobre las que escribiría no solo este año sino a lo largo de toda su trayectoria. Desde las Habaneras de Hamburgo de la presentación hasta las alegrías de Cádiz que coronaban el popurrí el autor da una muestra de buen hacer chirigotero. Como curiosidad, una noche en un bar, a pocos días del concurso, un aficionado le puso a Juan Carlos un pasodoble de la chirigota ‘Los Cristobalitos’ (chirigota de 1970 de Agüillo) y el autor se quedó boquiabierto al comprobar como aquel pasodoble tenía partes muy parecidas a las de sus guiris. Propuso al grupo cambiar de música pero finalmente decidieron continuar con la misma. Vamos a escuchar ahora un pasodoble de ‘Los Guiris’:
Los gaditanos
son muy famosos
por sus letrillas
de carnaval,
los gaditanos
hacen críticas del modo
más irónico y salado,
venden barata la risa
y el llanto caro,
y el llanto caro.
Comprenden como nadie
que la vida son dos días
y apuran hasta el último tirón
su dignidad.
Si convirtieran su puerto
en Puerto Franco de mar,
pero de Franco, ni muerto,
el nombre me echa patrás.
Sin astilleros, ay,
y sin futuro,
sin nada pero con carnaval.
Los gaditanos
son como son,
son tan valientes
pero tan nobles
que todos los cojones
se van en un pasodoble.