En el año 2000 Juan Carlos Aragón intensificó la seriedad de los pasodobles de su chirigota dejando a un lado esas letras con sátira y crítica despiadada de años anteriores. Su tono se volvió serio e implacable sabiendo combinar perfectamente pasodobles críticos con poéticos. Este giro hace que muchos cataloguen a su chirigota como una “chiriparsa”, ya que, aunque mantenía la forma básica de la chirigota, su estilo de composición en lo que se refiere al pasodoble estaba más cercano a la comparsa. ‘Flamenkito apaleao’ fue la agrupación que siguió a los ya míticos ‘Yesterdey’. Esta crítica a grupos que degradan el nombre del flamenco obtuvo un cuarto premio pero dejaron coplas para el recuerdo como la presentación o pasodobles como “me ha dicho Arantxa” o “Sé de mujeres”. Entonces algunas voces empiezan a considerar seriamente que este autor tendría un gran futuro en la modalidad de la comparsa.
Al año siguiente volvió a conseguir un cuarto premio con una chirigota que ahondó todavía más en el aspecto canalla y callejero de Juan Carlos. Los panteras eran una banda callejera formada por niños de un barrio pijo que se rebelan contra el sistema. Ambientándose en las películas americanas de esta temática, Juan Carlos escribió a la mujer, a Camarón, al servicio militiar, etc.
En el año 2000 se produjo la separación de Antonio Martínez Ares con gran parte de su grupo hasta entonces. El autor de Santa María escribió con otro grupo y el comandado por Ángel Subiela buscó autor en la modalidad de chirigotas, Juan Carlos Aragón. En 2001, además de ‘Los panteras’ también sacó una comparsa, la que da inicio a una etapa gloriosa de su trayectoria. ‘Los condenaos’ fue una idea donde Juan Carlos jugó con la muerte y la libertad de una manera prodigiosa. La pluma de Juan Carlos se eleva entonces definitivamente a la categoría de poesía con versos como:
“Mi guitarra no se la den a cualquiera
y si acaso que la condenen conmigo
mi palabra dejadla en la carretera
pa que nunca la metan dentro de un libro,
mi corazón que se lo den a la gente
pa ver si así se alimentan de mi tierra
mi rebeldía pa los últimos rebeldes
y mi tierra, tú ya sabes que mi tierra,
que no se la den a nadie.”
Todo un testamento en forma de comparsa donde el propio autor hacía de condenado que se enfrenta a la muerte. La comparsa destacó por todo su repertorio pero en los pasodobles era donde brillaba con luz propia. A la pena de muerte, a la mujer, a la ETA, a Cádiz, a su hija… Todo un despliegue de poesía tanto crítica como lírica en donde destacó el pasodoble que Juan Carlos dedica a los amigos. Esta comparsa obtuvo un segundo premio.
Un amigo es una amigo
me dijo un amigo mío,
y era tan amigo mío
y tanta amistad la nuestra
que no supe que pensar
pero le dije mu dolío:
un amigo de verdad
no lo dice y lo demuestra.
Un amigo, amigo no te dice
un amigo está pa algo,
un amigo amigo esta contigo
en los momentos mas amargos.
Un amigo amigo de verdad
no dice quiero ser tu amigo,
pero si es tu amigo de verdad
tu muerte la muere contigo.
La amistad es regalar
el corazón de un caballero
a un caballero, a un caballero.
Por eso los corazones
de los amigos cañones
son corazones de oro,
oro por el que te digo
que los mejores amigos
son los mayores tesoros.
Y esos tesoros no tienen
reputaciones ni bienes
ni huecos en los altares,
que los altares se adoran
a la semana una hora
y otra hora en los bares.
Por eso se lo que digo
na más que tengo un amigo
y es mi padre.
Al año siguiente volvió a sacar chirigota y comparsa colocando a las dos en la final. La chirigota fue ‘Vota P.I.CH.A. (Partido independiente de los chavales de asquí)’ y consiguió un primer accésit. No se trata de una de las chirigotas más recordadas de Aragón pero buceando en su repertorio podemos ver una sátira perfecta de lo que es un político en campaña electoral, la falsedad, los discursos populistas, todo ello reformulado como una chirigota que no dejaba títere con cabeza. Un partido político que venía a poner un aeropuerto a Cádiz, a poner carnaval todos los meses del año, a quitar los misiles, etc. Eso era Vota PICHA.
En 2002, además de esta chirigota, se lleva un primer premio en comparsas ‘Los ángeles caídos’, de nuevo con la dirección de Ángel Subiela. Esta comparsa supone un paso más en la anterior, si en ‘Los condenaos’ reflexionó sobre la muerte y la vida, esta comparsa entra a visitar el más allá, la existencia o inexistencia de un dios todopoderoso que no le pude al diablo. Esta idea la desarrolló de manera ejemplar en un popurrí que deja frases como “el hombre no es obra de Dios, es Dios quien es obra de él” o “Dios no es todopoderoso y sé bien de lo que hablo, dicen que lo puede todo y no le puede al diablo”. Son solo dos ejemplos de un repertorio donde los pasodobles también brillaron: a la locura, a su hermano, al Nazareno, a los Estados Unidos, al amor… Todo se daba cabida en esta comparsa de la que destacamos una de las letras, la dedicada a la locura.
Me han dicho que la locura
es el peor de los males,
que sale por carnavales,
y luego ya no se cura,
porque si te vuelves loco
la sangre se te dispara
hasta que poquito a poco
el corazón se te para.
Me han dicho que la locura
es una enfermedad
tan típica de Cádiz
que los gaditanos
que no la padecen
nunca van al cielo.
Pero si se vuelven locos
tampoco se van
porque, juntito al mar,
se quedan para siempre
cantando las coplas
de la tierra mía.
El levante es el veneno
donde se disuelve
y a quién lo coja
lo vuelve loco de alegría.
Por eso la locura
es la sabia tortura,
que si no se remedia
cura la miseria
de los gaditanos.
Y como la locura
nuestra miseria cura,
cuando la padecemos
si no la tenemos
po nos la inventamos.
Por eso la locura,
esta locura de aquí,
si es verdad que no se cura
y sale por febrero,
si algún día yo me muero
loquito me quiero morir.