Niña, tenemos algo pendiente,
pendiente, pendiente;
niña, desde que éramos chiquillos
haciendo novillos;
niña, por la plaza de aquel barrio
nuestros ojitos se nos cruzaban.
Luego en las tardes de sol
nos mirábamos los dos
cada cual del brazo de su amor.
A tu boda yo asistí
y en la mía yo te vi
y ninguno se atrevió a decir.
Pasaban los años, cambiaba todo
hijos, casas, nietos y allí nosotros
siempre de lejos, siempre de lejos,
siempre cerquita;
y, aunque nunca hablamos de ese calambre,
a los dos se nos encendía la sangre
al darnos dos besos en las mejillas.
Se cierra el baúl
que el tiempo nos deja solitos
y lejos de la juventud
pero hoy en la plaza del barrio
te miro y allí sigues tú
y en tu pelo blanco relumbra
este otoño y su luz
Ay, niña por Dios
ahora que estamos solitos
mirando esta puesta del sol
aprieta mi mano sin miedo
aunque sientas que tiemble.
Tú y yo sabemos en verdad
que antes que llegue el final
tenemos algo pendiente.
Miguel Ángel García Argüez, Manuel Sánchez Alba y José Manuel Aranda Perales
‘Los equilibristas’ – 2017