Rebujados entre basura
y descoloríos por el sol y el tiempo
en una gran caja apiñados
estaban los restos de varios muñecos,
personajes de fantasía
que en el escenario hicieron reír
y ahora descansan en un sueño eterno
porque cada vez son menos
los teatros de muñecos
que al pequeño hacen soñar.
Ya se murieron esas marionetas
que, manejadas por cuerdas,
daban vida a unos muñecos
que parecían de verdad.
Quién no ha pasado
tardes memorables
cuando en su infancia
solía asistir
a ver las funciones
de La tía Norica
para que Batillo
le hiciera reír.
Personajes puros
con humor de Cai
que el tiempo ha querido
quitarnos de aquí.
La vida cambia y no perdona
va destruyendo sin compasión
y sepulta como los recuerdos pasados
aunque con ellos caiga nuestra ilusión.
Luis Manuel Ripoll y Pedro Trujillo
‘Marionetas’ – 1976