No debemos dejar de maravillarnos con el uso del doble sentido de este pasodoble clásico de nuestro carnaval:
Una tarde que yo estaba trabajando
en un chapuz que me salió en una montera
y de pronto yo sentí un ruido extraño
de una criada que subía una escalera.
Muy buenas tardes, me dijo la joven,
siento interrumpa yo su trabajo
vengo a pedirle un poquito de masilla
para una raja que tengo abajo.
Yo le contesté al momento
que ahora mismo bajo al piso
y me llevaré el cacharro
para hacerle lo que usted me ha dicho.
Cuando yo empecé el trabajo
la masilla se me endureció
y yo le dije vela meneando
y ella entusiasmada tanto la movió
que chorreaba el aceite linaza
y hasta los cristales llegó el salpicón.
Juan Poce Blanco
‘Los cristaleros’ – 1960
(Vídeo subido por Hasta los profanos se sienten poetas)