La historia que cuento
causa confusión
pues parecen hombres
pero no lo son,
comienza la historia,
presten atención.
Los niños son mi pasión,
los llevo en el corazón
educar es para mí
una forma de vivir,
esta es mi vocación.
La vida me dan a mí
y a veces pienso que sí
que no les enseño yo
ellos me enseñan a mí.
Pero no puedo entender
que haya personas que abusen
de su inocencia
intentando seducir
a criaturas por ahí
yo solo siento impotencia.
Yo no lo entiendo
ay, no lo entiendo
que existan padres
que por culpa del dinero
prostituyan a sus hijos
sin tener ningún pudor
y qué persiguen
otros tantos pervertidos
escondiendo sin motivo
una foto de un menor.
Esos cobardes que delante de unos jueces
lloran y se compadecen
alegando enfermedad.
Cómo se le puede mirar
la cara a un niño sin pensar
aprovechándose con toda impunidad
si no hay más cosa en este mundo
que dé más felicidad
ni más ternura y más cariño
que la sonrisa de un niño,
que la sonrisa de un niño.
Francisco Abeijón, Juan Manuel Pérez, Francisco Sánchez y Rafael Verdugo
‘Las supernonys’ – 2010