En un charquito de agua
entre brisas y tropel
jugaba un niño pequeño
con un barco de papel.
El viento le hinchó las velas
y lo volcó sin querer
y mojado se fue a pique
con su alma de papel.
El niño lloró
sin poderse consolar
y al barco le habló
con toda su ingenuidad:
“Cuando sea mayor
construiré en los Astilleros
un barco con estas manos
pa recorrer el mundo entero”.
Y el niñito se hizo un hombre
quiso entrar en los Astilleros
pagando la deuda con sus esfuerzos
pero ya no había trabajo
y aunque era ya un hombre
él lloró de nuevo.
Él, que desde niño, sus manos artesanas
construía barcos y siempre soñaba
poder un día trabajar.
Él, que es una escuela naval gaditana,
sufre una pena dentro de su alma
salir de su tierra
y tener que emigrar.
Pedro Romero y Aurelio del Real
‘Navegantes gaditanos’ – 1979
(Vídeo subido por CarnavalDeCadizAntiguo)