Mi niño, que es buen viñero,
ya va sabiendo
las cosas nuestras, las cosas nuestras,
y la lección se ha aprendío
porque ha nacío
en La Caleta, en La Caleta.
Ayer cuando atardecía
él me decía
una lección propia de mayor,
la tarde estaba rendía,
con la marea vacía
se estaba poniendo el sol.
Y mira, papá,
me dijo a mí señalando
el sol que se iba ocultando
allá lejos en la mar,
que nos manda Dios
cada tarde este tesoro,
el sol que se pone de oro
y cada roca vale un millón.
Y por qué a la noche
me ha preguntado
se enciende el faro
y el oro cambia por la plata,
el oro que atardecía
por la bahía
el sol dorado que mariscaba.
Y así le dije a mi niño:
el sol por ver nuestro barrio
echa en la Alameda
una moneda en la alcancía
allá en el mar, viene to los días,
que esto no hay oro con qué pagarlo,
y el faro que es gaditano,
que está cortito, que está en el paro,
da una moneda que es más barata,
lo paga en besos, besos de plata,
plata del faro, plata del faro.
Antonio Burgos y Antonio Martín
‘Bátmonos que nos vamos’ – 1990