Son cien años,
ya son cien años cumpliditos los del Falla,
el gran teatro de las miles de batallas
el gran teatro, coliseo de la farsa,
el paraíso de las coplas y la magia.
Ay, las coplas,
que nuestras coplas solamente son del pueblo,
cuando se cantan el autor es lo de menos
y si una copla ha quedado en el recuerdo
el que la canta es tan sólo un mensajero.
Rendirle culto a los copleros,
guardar su nombre en el recuerdo
con afán de idolatrar
y por el suelo,
con sus nombres por el suelo
como dioses que existieron
es faltarle a la verdad
a todo un pueblo que con su recuerdo
ha valorado a todos por igual.
Qué más da saber el nombre de ese autor
si su copla todo Cádiz la cantó,
qué más da qué coro fue quien lo llevó
si con los Duros antiguos el tango aquí se quedó.
Muchas losas por el suelo,
muchos nombres que admirar
y nos niegan un museo
al mundo del carnaval.
Más respeto por mi Cádiz,
más respeto a sus copleros,
que con cosas como esta
luego así nos luce el pelo.
* * *
Luis Manuel Ripoll Lázaro
Esto-me-suena, 2011