Nombres, quedan sus nombres
en la lista interminable
de mujeres que tuvieron
compañeros sucios y cobardes.
Nombres, quedan sus nombres
pero no están sus vidas,
se las arrancó el delirio,
y aunque olviden las Olvido,
no se cierran las heridas.
Son nombres de mujer
Victorias que perdieron
la guerra en su alcoba,
con los moraos de las Lirios y
los Dolores de las Lolas,
los Dolores de las Lolas.
Las Socorro sin socorro
que aman a hombres sin Caridad
que les dan Martirio hasta su sepelio
y aunque griten las Rosarios
y se entere el vecindario
no hay Ángeles ni Remedios.
Dentro del Carmen del miedo
se marchitan las Hortensias,
Azucenas y Rosas sin Consuelo.
Haber nacido mujer,
del vientre de otra mujer,
es su Alegría, y su orgullo, y su condena.
De luto las Manuelas, las Mercedes,
Candelarias y Marías.
Malditos sean los hombres,
malditos sean los hombres
que acaban con las mujeres
y sólo dejan listas de nombres
tan sólo nombres, tan sólo nombres.
Jesús Bienvenido Saucedo
‘Los santos’ – 2010