Por anunciar la marca de una pintura crecía como la espuma la envidia del infeliz.
Renacería con los cruzados la sepultada gracia local corroborada por cegatos que en sus cuplés molestó a más de cuatro dando en la llaga en con la verdad. La ironía de aquellos llaveros, la filosofía que encerró el carrero, levantó nuevamente ampollas en febrero otra vez conquistasteis de pleno la calle y si grabaste un anuncio sólo la envidia censurará pues si a ustedes os pagan por tele a otros le pagan Portela, Pepiño y cuarenta más.
La agrupación, Javier Osuna y Miguel Ángel Fernández ‘Los tontos de capirote’ – 1986