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Por anunciar la marca de una pintura
crecía como la espuma
la envidia del infeliz.
Renacería con los cruzados
la sepultada gracia local
corroborada por cegatos
que en sus cuplés
molestó a más de cuatro
dando en la llaga en con la verdad.
La ironía de aquellos llaveros,
la filosofía que encerró el carrero,
levantó nuevamente ampollas en febrero
otra vez conquistasteis de pleno la calle
y si grabaste un anuncio
sólo la envidia censurará
pues si a ustedes os pagan por tele
a otros le pagan Portela,
Pepiño y cuarenta más.
La agrupación, Javier Osuna y Miguel Ángel Fernández
‘Los tontos de capirote’ – 1986