Si me han visto alguna noche perdido,
hablando solo,
por la Caleta, sin dirección
y han pensado que mi menda
estaba loco,
sepa usted que todo tiene
una explicación.
Es que yo vine a cantarte
sin pretensiones ninguna
y pude tocar la luna
cada noche que te vi.
No puedes ni imaginarte,
lo que me hiciste sentir
después de tanto tiempo
ausente y sin verte
y que tú te acordarás de mí,
tú te acordaste de mí.
Y en esas cuatro noches
fui comprobando,
que te fue enamorando
mi historia loca,
yo te besé en la carita,
mi vida y tú,
tú me besaste en la boca.
Y aún sabiendo de sobra
dónde encontrarme,
en la calle me buscaste
por las esquinas.
Cómo no voy a hablar solo,
con la cabeza perdida,
si en la calle confesaste
que era a mí a quién tú querías.
Y ahora soy un trasnochador
porque ni vivo, ni duermo, ni sueño
por ver si consigo
vivir otra noche de las que,
de las que viví contigo.
Jesús Bienvenido Saucedo
‘Los trasnochadores’ – 2009