Niños que dejan de serlo
a mitad de su infancia
en la perversa entrepierna
de un cerdo mayor,
niño que en el besamanos
bajo la sotana
ve a Satanás mancillando
el cuerpo de Dios.
Niños saltando al vacío
que sufren en clase.
Niños robados del vientre
que los parió.
Obligadas a casarse
con quien puede ser su padre.
Niños armas de chantaje
entre padres cuando termina el amor.
Niños de sal en el fondo del mar
y un ataúd por patera.
Niños en venta y de saldo
para los guiris de paso
del turismo sexual.
Bebés tirados a un contenedor
cual fúnebre felpudo de un portal.
Famélicos en África rogando
al primer mundo su atención.
Barata y servil,
la industria textil
explora su joven risa
Niños que engordan la lista
de la violencia machista
con un padre y asesino
que a su mamá le quitó la vida.
Con sangre infantil
se escribe sin fin
el drama de un genocidio
mientras occidente cobra
su porción de beneficio.
Niños privados de acceso escolar,
niños en clase y su trampa mortal
con las matanzas de una sociedad
que consume sin moral
el negocio de las armas.
Niños sin porvenir
jugando a los soldados
y a matar por un techo y cama.
Apaga ya, cariño,
que esas noticias no son buenas para ti
porque esas cosas, porque esas cosas
no son de niños.
José Antonio Conde Santos, Victor Manuel Quintero Larrate
‘La tinta obrera’ – 2024