La vida siempre va enseñando,
poco a poco, sus verdades
y con el paso de los años
la lección se aprenderá.
Lo que en verdad importa
y hay que venerar
es malgastar dos Padres Nuestros
en absurdas vanidades
y que lo santos me perdonen
ahora tan sólo quiero rezar
cada vez más
por mi mare buena,
supo entregar
toda su alma entera,
velando pacientemente
mi sueño sin descansar.
Por mi fiel compañera
que son toas las que me quieran
como yo las quiero a ellas
mujer, amante y amiga,
que a la fe que me entregan
le sobran las bendiciones,
los altares y comuniones
que son sus ojos, mi luz, mi guía.
Así late en su vientre
el fruto de nuestros besos
mientras salga adelante
que me queme en el infierno,
se produjo el milagro
y en el lecho de su cuna
por primera vez la vi.
Y como he sentido mi vida entera
por tres mujeres,
tres pilares, tres quereres,
que son mi credo y mi fin.
Y si Dios existe y está en el cielo
que me perdone,
que ya encontré mis razones,
para rezar y vivir.
Felipe Marín Mariscal, David Fernández Romero y Francisco Martínez Mora
‘De tapaillo’ – 2002