En el año ochenta y siete,
ochenta y siete
se forjaron los cimien…
ay, los cimientos.
El apellido Villegas
vino a bautizarme
al barrio Loreto,
Rosado y el Habichuela
me dieron sus coplas
que fue mi veneno.
Ahora pienso
cómo ha pasado el tiempo
que yo sigo cantando aquí sin ellos
pero cierro los ojos y recuerdo
lo que he disfrutado
y os echo de menos.
Porque Caimán vivió
su mayor aventura
de la manita de sus queridas viudas,
que al grito de ¡Aleluya!
compartí mi fortuna
con Selu, el Yuyu
y Juan Carlos Aragón.
Mi amigo Manolo
tan fiel a su sello
me hizo más fuerte
pa no cambiar nunca
y cantar lo que quiero.
Que no son rivales
son mis compañeros,
que son mis hermanos
los chirigoteros.
Ellos sí que merecen,
ellos sí que merecen
un monumento..
un monumento que llegue hasta el cielo.
Juan Manuel Braza Benítez, Juan Pérez Casado y Roberto Fabio Gómez Durán
‘Los caraduras de Cai’ – 2022