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Un saludo que brota del alma
al bonito barrio de la Viña
y a su linda Virgen de la Palma
que las penas calma a viejas y niñas.
Cuando sale en todos los Santos
por tus calle cubiertas de amores
yo le rezo, le lloro y le canto
detrás de su manto por los pescadores.
Con la brisa del mar
tu mujer vende hermosura
derramando su sal
ya más guapa no hay ninguna.
Es el hombre también
generoso, valiente y honrado
quien lo trate de ofender
es muy fácil comprender
que le cueste bien caro.
Viven con felicidad
por su genio alegre y castizo
gozan de salubridad con su playa soleá
su mollate y sus erizos.
Gustavo Rosales y Agustín González
‘Los sabihondos’ – 1966