Sabe el sol de Andalucía
lo que es la piel sufrida en los agricultores,
sabe el mar que hay valentía
sobre el alma de andaluces pescadores.
También saben los andamios
de fachadas temblorosas
que el obrero de esta tierra
lucha siempre como en guerra
con la muerte caprichosa.
La fábrica bien sabe
de accidentes laborales,
de miedo, de ansiedad
y de contrato temporal,
y saben mucho de sudores,
de manos encalladas
y tiempos explotadores.
Y saben los campos
que el paro hace sonar
su triste canto.
Saben lejanas fronteras
y trenes errantes
sentir la mirada andaluza
llenarse de pena y hacerse emigrante.
¿Quién nos dio la fama
que nos condenó en falso juicio
culpables de vicio,
vagancia y jarana?
Pero media España se arruinaría
sin el maltratado obrero
que nace en Andalucía.
Francisco Javier Díaz Quintana y José Martínez González
‘Los tristelagres’ – 2004