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Nos presentamos a los gaditanos
estos cuantos vendedores que lo son
del pueblo hermano,
con el canasto colgao del brazo
con las coquinas,
dando pregones, vendiendo siempre con coba fina.
Cuando ya el día
asoma sus claras
es cuando dejamos ya de trabajar
por esas playas
y en las primeras
horas mañaneras
vendemos el marisco
fresco de la mar,
y no lo veas con los caracteres,
la guasa y los huesos
con que hay que luchar.
Pero contentos
quedamos con los deberes cumplíos,
muy limpia el alma,
mientras que vayan comiendo los niños,
no nos quejamos
de la maldita vida que llevamos,
siempre con alegría,
con pregonar solo nos conformamos.
Antonio Clavaín
‘Los coquineros’ – 1951