Un viejo canasto
y un lienzo blanco que lo recubre,
las patas bien desplegás
del caballete junto a la plaza.
Da comienzo el grito
y el lienzo blanco que se descubre
allí tiene preparao
los cartuchitos
en papel de estraza.
Que ya suena en Cádiz “los camarones,
las cañaillas
erizo y el ostión”
que va escuchando con su pregón,
un pregón verdadero
el del ultimo obrero
que vende su marisco
como era en Cádiz
la tradición.
Ese viejo oficio
al que le cantaba
oliendo a marisco
los vendedores de Paco Alba
tan blanco como la cal
con gusto y con paladar
la imagen de aquellas calles
de mi Cádiz era un monumento
y hasta una seña
de identidad.
Pero aquello ya se ha quedado
para la foto del Cádiz antiguo
que se cuelgan y se comparten
para acordarnos de lo que fuimos
y enterramos las tradiciones
y les quitamos hasta las licencias
se acabaron los vendedores
que las franquicias
es lo que interesa.
A este Cádiz donde se cierran
esos comercios de toa la vía
donde un barrio entero se alquila
para el inglés o pal alemán.
Cádiz que ya no suena,
Cádiz viste de pena,
Cádiz que no te enteras
que en tu camino no hay vuelta atrás.
Cádiz que estás perdiendo
lo que hace tiempo estuvo en tus manos
los oficios, las viejas casas del pueblo llano.
Cádiz ya queda poco,
Cádiz ya queda poco
pa que nos pidan
una licencia de gaditano.
David Fernández, Antonio Rodríguez, Raúl Rodríguez y José Manuel Pedrosa
‘La colonial’ – 2020