Me gusta la Alameda y cantarle a la luna,
un trovador en la noche es un pequeño grillo
y cantarte a ti Cádiz cositas preciosas,
piropos a ritmo de los dos tanguillos.
Se ha quedado la Chari sola,
solita con sus misterios
porque su Cádiz la abandona
sin glorias y sin remedio
y por Cádiz procesiona sin más
con su recogimiento.
Que Cádiz olía a rosas,
a cera y a penitentes,
a saeta hermosa
y esas calles llena gente.
La luna por Viernes Santo
llora de madrugada
porque los gaditanos
hacían de esta noche
noche más gaditana.
Ay, la Chari se queda sola
en la Madrugá de Cai
porque ahora los capillitas
se vuelven locos
por ver la cara
a la Macarena.
Ay, qué pena de Cai,
que vale to lo de fuera
mientras esta tierra
llora de pena.
Dónde están de veras
esos gaditanos
que daban por Cai
hasta el corazón,
dónde están los hombres
en las cofradías
sin la devoción.
Dónde está el cofrade
que a Sevilla aplaude
mientras que la Chari
llora que llora,
se queda sola
con su Perdón,
que se queda sola
con su Perdón.
Rafael Pastrana Guillén y Rafael María Pastrana Lorenzo
‘La madrugá’ – 2011