Como andamos empezando
y ser comparsista es todo un arte,
ando en mi mundo rasgando mirando y buscando
un espejo en el que mirarme,
pero al ver la comparsa, ah,
comercial y rastrera, ah,
sufro como la mancha
para que todos laven como una ramera.
Comparsista que eres un figura
y los pives te veneran,
cunado el ego te supera
uno más como yo abandonara.
Ya no importa el color de
la idea que cantes,
eres fichaje al postor
que más modas levante,
prima el quejío sin control
y más las voces
que remover las conciencias
o que al Falla arranque un ole.
Los seguidores son fanáticos enfermos
para que llenen festivales y compren discos,
tú que haces públicas tus drogas y tus cuernos
y has convertido mi afición en puro circo.
No quiero espejos que me escupan su reflejo
y me claven cristalitos,
prefiero mirarme en el viejo
borracho que canta
el Vaporcito.
Tú que eres afortunado,
tú que currelas en la obra,
po eres el privilegiado que hace los barcos
aunque estés en la sombra.
Tú que desde Astilleros, oh,
ves cómo nace el día, ah,
o eres el camarero
que a los cafés les das su punto de alegría.
Tú que en estos tiempos de miseria
toreaste con el hambre,
tú que llevas en la sangre
el orgullo de ser trabajador.
Grita al tiempo y al viento
que eres gaditano,
que todos vean el fruto
que brota en tus manos
manda al carajo
al flojo al sinvergüenza,
a esos que son una ofensa
para todos mis hermanos.
Nunca le bailes como perro al empresario
y mucho menos vendas tu alma a un sindicato
y rebautiza la fama que soportamos,
la cruz a cuesta de graciosillos y vagos.
Trabaja duro y levanta la cabeza
que será tu recompensa
el darle a esta tierra riqueza
y sembrar la esperanza
pa tus paraos.
Germán García Rendón
‘Los niños del barrio’ – 2011