Llegó por equivocación
quería morirme
a mi edad embarazada.
Tiene el síndrome de down
lo siento señora, lo siento en el alma.
Se me vino el mundo encima
y ahora es la alegría,
la alegría de mi casa.
Lo he visto crecer
entre sus sabanitas blancas,
lo he visto gatear tantas mañanas,
lo he dejao soñar
amamantándose en mis pechos
y que revoleara su sonajero.
Me encanta poderlo esperar
en la puerta de su colegio
y en su mundo de garabatos
me enseñe el cuaderno.
Y llevármelo a jugar
a los toboganes del parque
y de chocolate se manche los deos.
Sentarlo conmigo en la falda
y acariciarle su pelo,
mirarlo embobá a la cara
y acurrucarlo durmiendo.
Te juro corazón
piel de canela y terciopelo
con tus ojitos rajaos
¡que te quiero! ¡que te quiero!
hijo de un dios menor
dicen la gente pa el no eres diferente
porque sólo hay un cielo.
Yo la única pena que tengo
es que el día que por desgracia
te faltara a tí tu madre
que te veas en este mundo
olvidao, y no te quiera nadie.
Joaquín Quiñones Madera
“El Baratillo” 1998
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