Hunde un cuchillo marinera,
hasta el sentío,
pa saber por quien suspira el corazón mío.
Como un pozo ama al patio
y la lluvia a las macetas,
como un viento y otro viento a una veleta.
Como la iglesia a los fusiles
de los cobardes,
como un pobre a un pobre perro
para que le ladre,
como un mar a un vaso de agua
o el grito al abismo,
como el cielo a las desgracias,
como un cura al catecismo.
Como la brisa de agosto a las persianas,
como un manto de calichas a los pasillos,
como pueden los fulanos a las fulanas,
como un nido de secretos a los pestillos.
Como un chivo a la legión,
como Dios a un huracán,
como un preso a una ilusión,
como el ruido a la soledad.
Como un barco al horizonte,
como un loco a su cordura,
como un hombre a otro hombre,
como el norte sólo al norte,
como el torito a la luna.
Como el hambre a los chiquillos,
como un cojo a una mentira,
como el miedo a lo prohíbio,
como el sexo a los gemidos,
como la muerte a la vía.
Como un tonto a un san benito,
como el frío al mes de enero,
como el nudo a la corbata,
como el rey al monedero.
Hunde el cuchillo marinera
a ver si muerto ya te enteras,
nadie habrá que así te quiera,
así como yo te quiero.
Antonio Martínez Ares
“La Milagrosa” 2000
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