Gente sencilla del pueblo
en el barrio en que nací
obran milagros del Cielo.
Un amanecer de gloria,
yo no sé si lo soñé,
una página de historia de aquí
arrancadas del ayer.
Yo grité como viñero:
¡Viva el barrio caletero,
barrio de tos mis amores!,
donde su gente tan noble
lo que no le da ser pobre
lo consigue con sudores.
Esa calle de la Palma
como una paloma blanca
hacia la iglesia voló,
esa parroquia del alma
del que allí nació.
Titiritero… si tú vieras el fervor
cuando la Viña cantó
ese tanguillo celestial.
Titiritero… con qué devoción y fe,
que hasta la Virgen bailó
como una viñera más.
Y es que Cai tiene en ese barrio
toa la gracia y bendición del Cielo,
que hasta la mar se arrodilla
rendida en su orilla,
que no hay quien pueda
quien pueda con los viñeros.
Antonio Martín García
‘El titiritero’ – 1993