Si en verdad yo fuera sabio,
si yo todo lo supiera,
no saldría por mis labios
otra fórmula más bella.
Con la Viña y la Caleta,
con el Parque y la Alameda,
con San Carlos frente al Puerto,
donde ni el vapor nos llega.
Con los niños desnudos,
barrio de Santa María,
con el Greñúo de recogía,
con la salitre de un garabato,
con los cantes de Chano Lobato.
Con el carnet del paro
de los gaditanos,
con los Astilleros y la Cigarrera.
Con un tango en la Plaza,
un domingo en Carranza,
con la ciudad en segunda
y el Cádiz en primera.
Si en verdad yo fuera sabio,
si yo todo lo supiera,
no saldría por mis labios
otra fórmula más bella.
Que entre penas y alegrías,
por más que me pesa,
no hay más Quintaesencia
que la tierra mía.
Antonio Martín García
‘La Quintaesencia’ – 2006