Cuando encontré – Ricas y maduras

por El Pater

Cuando encontré mi media naranja
sembramos juntos nuestras dos simientes
y con el sol, la tierra y el agua
fui germinando el fruto de su vientre.
Poquito a poco la primavera llegó
y vimos juntos nuestros frutos florecer
pa colmo fueron dos
y nada más nacer
ya no podían dejar de crecer.
Y aunque el viento feroz
no hacía más que soplar
y algún cuervo llegó
que las podía picar
yo las sostuve to el tiempo que pude
hasta que no pude más.
Y se cayeron de mí, de mí, de mí, de mí
con las cosas de la edad
que cayeron por su peso
y tenía que pasar.
Y se cayeron de mí, de mí, de mí, de mí,
les llegó la madurez
y se fueron a otro suelo
a brotar y a florecer
porque echaron su razón
en otra tierra más fértil
que estaba lejos de aquí.
Y cuando el tiempo pasó
y ya no dábamos fruta
ni la naranja ni yo,
nuestra tierra estaba seca,
no nos quedaba ni el sol,
solo nos mantenía vivos
lo que quedaba de amor.
Un día volvieron a mí
cuando llegaba el otoño,
la penúltima estación,
cuando menos lo esperaba
nos trajeron frutas nuevas:
semillas que parieron mis semillas
y abrazan a su abuelo y a su abuela.

Antonio Pedro Serrano Álvarez y Constantino Tovar Verdejo
‘Ricas y maduras’ – 2011

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