Decir la Viña
es sentir como la boca sabe a sal,
decir la Viña,
sabe a mojarra,
a flamenco, a caballa y Carnaval.
Perfumao con la brea de la mar,
y colgando cien mil cañas de pescar,
con sus casas de un tipismo peculiar
es un museo.
Al atardecer,
cuando el sol se duerme
en el charco de la Caleta
y se oyen los cantos
de las sirenas y de los poetas
regresan las barcas
cargas de plata recién pescá,
echas todo un pregón,
un derroche de sal
un inmenso orfeón
con murmullos del mar.
Tú eres, barrio viñero,
eres tú catedral del Carnaval
piano de Campuzano
y musa de Juan Villar.
A tos mis hermanos viñeros
se lo vamos a dedicar,
hombres, mujeres y niños,
y a toda la vecindad
que sacrifican sus sueños
luchando por Cádiz
y su carnaval.
Pedro Romero Baro y Aurelio del Real Germán
‘Solera, duende y misterio’ – 1990