Cádiz, Olimpo de plata,
la diosa sagrada
que duerme olvidada
al final de la mar.
Cádiz de piedra y de barca,
el reino de las mojarras,
del viento y la libertad.
Aquí yo vuelvo vieja Gades pa adorarte,
pa recordarte mi promesa de lealtad.
Si no hay un dios que te quiera
qué esperas pa revelarte
si aquí me tendrás a tu vera,
guerrero para ayudarte.
Si como gatos en los bloques
gasté siete vidas pa quererte más
Ahora de dios de Cai
te quiero una eternidad.
Vuelvo otra vez a cantar
como a ti vuelven las olitas, las olitas,
vuelvo otra vez a soñar
que así se curan tus penitas, tus penitas.
Hércules solo al fundarte
ya supo que Cádiz sería su capricho,
que entre columnas de arte
se estaba creando otro paraíso.
Un cielo hecho realidad
con sus casitas prisioneras de la mar,
que sabe dar al aire color de risa
y disfrutar que aquí se vive sin prisas
con esa sabiduría del mañana Dios dirá.
Quiero soñar que no acabarán mis días,
que aquí siempre seguiría
en este Olimpo de Cai,
en este Olimpo de Cai
gritando con alegría
placer de Dioses,
nacer en la tierra mía.
Antonio Rivas Cabañas y Julio Pardo Merelo
‘Enseñando er-culito’ – 2006