Anclado en una esquina
del sur de España
hay un navío
tres veces milenario
cargao de arte,
de gracia y sal.
Eterno prisionero
de las mojarras
y de sirenas blancas
que son sus casas
preñás de sal.
Los pasillos estrechos
de su cubierta
son calles recortadas
que todas van a la mar.
Cádiz se llama
ese viejo navío
con su bandera
bien desplegada
que a los vientos del mundo
por tanta esencia
que hay en su alma.
Taza de plata,
joya de España,
reina del mar
y la novia del aire.
Bata de cola
que tú enamoras
con ese don
de tu gracia y donaire.
La luna de noche llora
plata sobre tu azotea
y entre coplillas carnavalescas
dormía te quea
por tu duende soberano
cantan su nana de enamoraos
a media voz estos napolitanos.
Pedro Romero y Aurelio del Real
‘Los napolitanos’ – 1975