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Porque son nuestra alegría
y el sentido de la vida
cuando vienen a este mundo;
porque no tienen malicia
hasta ese día
que les llega su futuro;
porque forman la esperanza
que alimenta nuestros sueños
y son el alma del encanto mas travieso;
porque son ellos los que nunca se disfrazan
y reflejan en su cara el cariño verdadero.
Por ellos, no se nos va la libertad
cuando buscamos en sus corazones;
por ellos, que no quieren ser mayores.
Por sangre, por casta y por vergüenza;
por nadie, por todos y cualquiera;
por tenerles sin prejuicios
y ser dignos de quererles;
por esto ya es suficiente
y deben sobrar motivos
para que tantos valientes
siempre lo tengan presente
cuando se maltrate a un niño.
Luis Manuel Rivero Ramos
‘Guadalupe’ – 2003