Llegamos a esta bahía una mañana
a romper el alma sería
porque en tierra nada se oía
en el blanco chocar del agua
nos volvía a la realidad
pronto vimos las velas blancas
de barquitos que nos mandaba
desde El Puerto Santa María
un saludo fraternal.
Por el frente se veía también
detrás de los astilleros Puerto Real,
tras la Viña se ocultaba Jerez
sorbiendo del aire toda humedad
que al vino hace envejecer.
Más cerca San Fernando
entre blancos cristales
de la san que va dando
la gracia que lleva hasta Algodonales
y detrás de Chiclana,
de Barbate y Vejer
se escuchaba el rincón Tarifa,
marejadas en Algeciras
y hasta Ceuta qué bien se ve.
Allá en la sierra
de Ubrique con los encantos
de Grazalema, de Arcos y Benaocaz
de las dos rutas
del moro y los pueblos blancos
de Chipiona, Sanlúcar,
de Medina y de Alcalá.
Esta es de verdad la provincia
con más solera en Andalucía
donde todas las penas se olvidan
que las espantamos por alegrías.
Vengan pronto los historiadores
y contemplando tantos hechizos
se convenzan de forma clara
que por un divino capricho
es la provincia gaditana
fue donde Dios puso el paraíso.
José Gamaza Ramírez, José Marchena Domínguez y Fernando Migueles Santander
‘Puerta del mar’ – 1987