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De la mano los dos
me declaraste amor
en un bello jardín.
Y yo me enamoré
en el Parque Genovés
sin saber qué decir.
Yo no tuve presión,
no había televisión
ni foto familiar,
pero se me salía el corazón
cuando a sus padres a mí me presentó
y nervioso su mano le pedí.
Loco con tu princesa
en las aguas de un crucero
declaraste tu pasión.
Loco yo con la mía
abrazao en su casapuerta
le juré mi eterno amor.
El tiempo, testigo fiel,
consolidó aquel querer
con dos simples alianzas.
Y sin palacio real
ni zapatos de cristal
yo estoy loquito perdío
por la reina de mi casa.
Joaquín Quiñones Madera, Manuel Sánchez Alba, José Antonio Cheza Martínez
‘La cárcel vieja’ – 2004