Dijo Dios: “voy a entregaros
esta Biblia que yo he escrito,
es la verdad verdadera,
contádsela por los proscritos”.
Y por tierra y por mares
predicaron el absurdo
hasta que al fin gobernaron
el purgatorio del mundo.
Y, como Dios era humano,
se inventó pa los cristianos
un hijo que le sirviera
y en el monte del Calvario
puso en su cruz un sudario
y lo dejó que muriera
aunque lo sigue matando
cada año por primavera,
cada año por primavera.
Y fundó la Santa Iglesia
Apostólica y Romana
y hasta hace poquito tiempo
que en las plazas de los pueblos
a las brujas las quemaban.
Y ganó tanto dinero
con las guerras que bendijo
que en una plaza de Italia
aún tiene una inmobiliaria
que te vende el paraíso.
Y clavó siete puñales en los pobres
y nos dio su “Padre Nuestro” en penitencia
aunque el pan de cada día
nunca llegue a nuestra mesa.
Por más que busco y rebusco no te encuentro
dónde estás que navegamos a la deriva
me olvidé que tu verdad es simplemente
la peor de las mentiras.
Antonio Martínez Ares
‘Calle de la mar’ – 2003